Situado en pleno corazón de la Garrotxa, Besalú es mucho más que un pueblo: es un viaje en el tiempo. Esta encantadora villa medieval te envuelve con su historia, su patrimonio arquitectónico y su encanto único. Con calles empedradas, un puente imponentes y edificios que parecen salidos de un cuento, Besalú es una parada imprescindible para cualquier amante de la cultura y la historia.
Cuando llegues a Besalú, te dará la bienvenida un puente románico del siglo XII, que se levanta majestuoso sobre el río Fluvià. Con sus arcos irregulares y su torre central, este puente no sólo es un paso a la villa, sino también una puerta a otra época.
Besalú fue un importante centro cultural y religioso durante la Edad Media. Su judería es uno de los mejor conservados de Cataluña, es una muestra de la convivencia entre culturas que caracterizó esta época. Aquí podrás visitar el micvé, un baño ritual judío del siglo XII, único en la Península Ibérica y uno de los pocos que se conservan en Europa.
La villa está llena de monumentos fascinantes. El Monasterio de Sant Pere, fundado en 977, es uno de los ejemplos más representativos del arte románico catalán. La Iglesia de San Vicente, una joya arquitectónica del siglo X o el Hospital de Sant Julià, un antiguo hospital de peregrinos con una fachada espectacular.
Un magnífico patrimonio que podemos ver perfectamente desde dos perspectivas muy diferentes. Uno paseando por sus calles empedradas y la otra, si el viento nos lo permite, volando con un globo aerostático.
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