Respirar aire puro, admirar la naturaleza, perderte por bosques mágicos, escuchar en el silencio el murmullo del agua del río. Éstas son algunas de las muchas sensaciones que sentimos cuando hacemos rutas a la Garrotxa.

Desde 1514 maestros, Puigsacalm, la segunda montaña más alta de La Garrotxa, nos da una perspectiva de toda la comarca. A través de diferentes rutas posibles podemos llegar a la cima de la montaña más significativa: saliendo de Joanetes, Sant Privat o desde el collado de Bracons.

A pocos kilómetros de distancia, el agua se lanza a una caída libre de ciento quince metros de altura, formando una de las cataratas más espectaculares de la Garrotxa. El Salt del Sallent, inicio del afluente que terminará en el Río Fluvià, el encargado de recoger todas las aguas de las diferentes corrientes fluviales. Uno de los más importantes de la Alta Garrotxa es el Llierca, con un punto de gran belleza: un puente del siglo XIV con una poza de gran dimensión, donde los más atrevidos saltan desde 28 metros de alto.

Las rutas en la garrotxa son infinitas y por todos los niveles. Desde las más suaves para ver los volcanes o la Fageda, a las de un desnivel más pronunciado como puede ser el Camí Ral. Antiguo camino que unía las ciudades de Olot y Vic, donde se practicaba el estraperlo, sobre todo de productos alimenticios.

Así que ya sabes:

¡VEN A SEGUIR UNA DE LAS MUCHAS RUTAS!

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